La Iglesia enseña que el fin de los tiempos será un momento de juicio final, en el que Dios juzgará a todos los vivos y a los muertos. Los justos serán recompensados con la vida eterna en el cielo, mientras que los malvados serán castigados con el infierno.
El Apocalipsis es un libro de la Biblia que se relaciona con el fin de los tiempos. En este libro, se describen una serie de eventos que precederán la Segunda Venida de Cristo y el juicio final. Se habla de la aparición del Anticristo, de la gran tribulación, y de la victoria final de Cristo sobre el mal.
La Iglesia Católica enseña que el Anticristo es aquel que se opone a Dios y a la Iglesia, y que trata de seducir y engañar a los fieles para alejarlos de la verdad. La gran tribulación se refiere a un período de sufrimiento y persecución que sufrirán los cristianos antes de la venida de Cristo. La Iglesia nos enseña que los cristianos deben estar preparados para sufrir por su fe, pero que Dios los protegerá y les dará la fuerza para resistir la tentación y la persecución.
La victoria final de Cristo sobre el mal es el clímax del Apocalipsis. Según la fe católica, después de la gran tribulación, Cristo vendrá en gloria para juzgar a los vivos y a los muertos. Los justos serán recompensados con la vida eterna en el cielo, mientras que los malvados serán condenados al infierno.
Es importante destacar que la Iglesia Católica no cree en la teoría del "rapto", que sugiere que los cristianos serán llevados al cielo antes de la gran tribulación. La Iglesia enseña que los cristianos deben estar preparados para sufrir y para enfrentar la tentación y la persecución, pero deben hacerlo con la confianza de que Dios está con ellos y que su victoria final es segura.
En resumen, la Iglesia Católica cree que el fin de los tiempos es un evento futuro que solo Dios conoce en su totalidad. El Apocalipsis describe una serie de eventos que precederán la Segunda Venida de Cristo y el juicio final. La Iglesia nos anima a estar siempre preparados, viviendo nuestra vida de acuerdo con los mandamientos de Dios y amando a nuestros hermanos y hermanas en Cristo. Los cristianos deben estar preparados para sufrir y para enfrentar la tentación y la persecución, pero deben hacerlo con la confianza de que Dios está con ellos y que su victoria final es segura.
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